domingo, 26 de febrero de 2017

Inmigrantes: El miedo se metió a sus casas

Las redadas de inmigrantes indocumentados, las detenciones indiscriminadas y las deportaciones están desatadas en Estados Unidos. La orden ejecutiva de Donald Trump y el memorándum de John Kelly que prácticamente convierten a cualquier uniformado en agente migratorio generan un clima de ansiedad e incertidumbre entre la comunidad mexicana que habita en aquel país. Y, a juzgar por algunos casos, ni la santidad del hogar está a salvo: el miedo ya entró a las casas.
26 febrero 2017 | Lourdes Cárdenas | Proceso
EL PASO, TEXAS (Apro).- Los insistentes golpes en la puerta despertaron a Blanca y a su esposo Santiago a las seis de la mañana del pasado jueves 16. Él se levantó para abrir y, aún adormilado, permitió entrar a su casa a los agentes que habían ido a buscarlo. Minutos después estaba esposado y dentro de una camioneta que lo trasladó a la cárcel del condado, de donde quizá salga los próximos días deportado a México.

"Él estaba en libertad condicional (había manejado alcoholizado) pero no había cometido ninguna falta”, dice Blanca. "A mí me dejaron en la casa porque estaban mis niños, pero tuve que presentarme a Inmigración para que me tomaran huellas y me pusieron un identificador en el pie. Mi hijo de 15 años vio todo y está muy mal.”

La pareja ha vivido más de 10 años en Agua Dulce, comunidad de unos 3 mil habitantes a las afueras de El Paso y donde 95% de la población es hispana y de escasos recursos. Se estima que una gran parte de sus residentes son indocumentados. Hoy, el miedo se metió a sus casas.

"Ya ni al Walmart queremos ir”, dice Ana, residente de esa comunidad y madre de cinco hijos, todos nacidos en Estados Unidos. "Estamos muy estresados. No quiero manejar, no me atrevo a pasar por donde hay policías. Es muy feo; tiene uno miedo todo el tiempo.”

OLEADA DE ANSIEDAD

Ese mismo día, en una zona de casas móviles al noroeste de Las Cruces, Nuevo México, cundió el pánico cuando agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) tocaron las puertas de varias viviendas en busca de personas con antecedentes criminales. Según versiones extraoficiales, arrestaron al menos a dos personas.

Una semana antes, en un hecho sin precedente, agentes de ICE ingresaron a la Corte del condado de El Paso para arrestar a una mujer transgénero e indocumentada que acababa de recibir una orden de protección, pues era víctima de abuso doméstico. 

Escenas como esas han generado una oleada de ansiedad, pánico e incertidumbre entre la comunidad inmigrante en Estados Unidos, a partir del anuncio de las políticas que aplicará el gobierno de Donald Trump para deportar a miles de ellos.

Aunque la ICE dijo que los operativos recientes en varios estados del país, en los que se arrestó a cerca de 600 personas, son rutinarios, el efecto inmediato se ha dejado sentir entre la población inmigrante. Un día después del operativo en Las Cruces, el distrito escolar local reportó que unos 2 mil estudiantes no se presentaron a clases.

"El miedo es real”, dice Fernando García, director ejecutivo de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR). "El hecho sin precedente de arrestar a una persona dentro de la Corte envió un primer mensaje de que ya nadie está exento, ni las víctimas de abuso doméstico, ni los testigos, nadie. El segundo mensaje es que no les importa la transparencia. Una acción que sucede dentro de una Corte es muy grave.”


LAS NUEVAS MEDIDAS

Una orden ejecutiva de Trump y un memorándum del secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, establecen los nuevos lineamientos para la detención y deportación de indocumentados. Entre otras cosas, el gobierno se propone contratar a 10 mil agentes adicionales de Inmigración, así como 5 mil nuevos oficiales para la Patrulla Fronteriza. 

Las nuevas medidas promueven la inmediata deportación de personas que hayan sido convictas o acusadas de algún delito, sin especificar de qué tipo. Incluyen también a quienes hayan abusado de algún programa de beneficios públicos o que no hayan cumplido con las órdenes de abandonar el país. La nueva política en esta materia permite además que los agentes de Inmigración o policías locales puedan detener a cualquier persona que en su opinión represente un riesgo para la seguridad del país.

García asegura que a diferencia del gobierno de Barack Obama, que deportó a millones de personas con el pretexto de ir tras delincuentes convictos, el de Trump no sólo irá contra ese grupo, sino también contra aquellos con visas expiradas, reingreso o delitos menores. 

"Si con Obama fueron 3.5 millones los deportados, la nueva definición de criminalidad afectará a muchísima más gente.”

PROGRAMA COMUNIDADES SEGURAS

El memorándum de Kelly restaura el controversial Programa Comunidades Seguras, que permite la colaboración de policías federales, estatales y locales para identificar en una base de datos biométricos a indocumentados que cometieron delitos y entregarlos a las autoridades migratorias. 

El programa fue cancelado en 2014 tras documentarse que afectó a miles de personas que no tenían en su haber delitos graves. En su lugar se creó otro mecanismo llamado Programa de Cumplimiento de Prioridad, que en teoría ponía bajo la mira sólo a criminales convictos para los procesos de deportación. En los hechos, miles de personas que no tenían un registro delictivo terminaron deportadas.

"Obama construyó —aunque no uso en toda su capacidad— la maquinaria que Trump usará para deportar a muchas personas”, dice Sarah Silva, directora ejecutiva de NMCafe, una organización no lucrativa de apoyo a personas de escasos recursos en Las Cruces.

"George Bush creó el programa 287G, que da poder a las policías locales y estatales para actuar como agentes migratorios. Ambas políticas crearon el sistema que ayudará a Trump a deportar a millones”, comenta Silva.