domingo, 26 de marzo de 2017

Dramático repunte de homicidios dolosos

El sexenio de Enrique Peña Nieto quedará marcado con un número mayor de homicidios dolosos que el de su antecesor Felipe Calderón. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el periodo 2006-2012 se cometieron 120 mil 341 homicidios dolosos, y en lo que va de la presidencia peñanietista se acumulan 90 mil 573, por lo que, si se mantiene el actual promedio mensual, en los seis años de gobierno habría más de 130 mil.
26 marzo 2017 | Jesús Cantú | Proceso
CIUDAD DE MEXICO (Apro).- El sexenio de Enrique Peña Nieto quedará marcado con un número mayor de homicidios dolosos que el de su antecesor Felipe Calderón. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el periodo 2006-2012 se cometieron 120 mil 341 homicidios dolosos, y en lo que va de la presidencia peñanietista se acumulan 90 mil 573, por lo que, si se mantiene el actual promedio mensual, en los seis años de gobierno habría más de 130 mil.

En abril de 2015 se revirtió la tendencia a la baja que se observaba desde 2012, y a partir de 2016 todavía se agudizó el rumbo al alza, por lo que en 2017 incluso se podría superar la cifra récord de 2011, cuando se registraron 27 mil 213 muertes por homicidio doloso y una tasa de 24 por cada 100 mil habitantes.

Las cifras del anterior sexenio son tomadas del INEGI, que construye su base de datos a partir de los registros del Sistema Nacional de Información sobre Salud, el cual se basa a su vez en los reportes de los médicos forenses y son los más precisos. En lo que respecta al actual sexenio, los datos de diciembre de 2012 y de los años de 2013 a 2015 también son del INEGI, pero los de 2016 y de los primeros dos meses de 2017 son de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), que se basa en las averiguaciones previas abiertas por homicidios y siempre subestiman el número, razón por la cual seguramente la cifra definitiva será mayor.

Los datos del INEGI se inician en 1990 y muestran que los homicidios y la tasa por cada 100 mil habitantes mantuvieron una tendencia a la baja entre 1992 y 2005, repuntaron en 2006 y posteriormente llegaron a su índice más bajo, con 8 mil 867 en 2007 y una tasa de apenas 8 por cada 100 mil habitantes; sin embargo, en 2008 volvieron a incrementarse y en 2011 alcanzaron su nuevo pico. Pese a la tendencia a la baja, en el último año del sexenio anterior y en los cuatro del actual se observan cifras superiores a los 20 mil muertos anuales; el número menor se tuvo en 2014, con 20 mil 10.

2016 EL AÑO MÁS VIOLENTO 

La información del SNSP correspondiente a 2016 señala que el número de muertes por homicidio doloso fue 22% más alto que en 2015, para convertirse en el año más violento del actual gobierno. Según esta misma base de datos, los asesinatos en enero y febrero de este año fueron mil 941 y mil 838; de acuerdo con una información publicada por el diario Reforma en su edición del martes 21 de marzo, ese sería el bimestre más violento desde 1997 y 29% superior a las cifras del mismo periodo de 2016; en el caso de febrero, la cifra fue 46% más alta que en el mismo mes de 2015.

Si los porcentajes de incremento se aplican a los números de la base de datos del INEGI de 2015, que es el último año reportado, en el actual sexenio se acumulan más de 95 mil 700 muertes por homicidio doloso. Y de mantenerse la tendencia que se inició en 2015, este año sería todavía más cruento que 2011, al rebasar los 30 mil y la tasa de 25 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Estos números evidencian que la estrategia de combate a la delincuencia organizada iniciada en diciembre de 2006 no funciona, pues aun cuando la tendencia era a la baja, las tasas de homicidio se mantenían elevadas y nunca se pudo recuperar la seguridad perdida.

La violencia se agudiza a partir de 2015 entre otras razones porque concurren la debilidad del gobierno federal, reflejada claramente en la baja aprobación del titular del Ejecutivo que registran todas las encuestas de opinión pública tras el escándalo de la Casa Blanca en noviembre del 2014, y la renovación de las gubernaturas en 21 entidades federativas (nueve en 2015 y 12 en 2016). Es decir, a la mala estrategia de seguridad se agregan la debilidad del gobierno federal y la renovación del Poder Ejecutivo en las dos terceras partes de las entidades federativas, y que en este caso condujo al cambio de partido en el gobierno en 13 casos, es decir, 40% de los estados.

Un reportaje publicado por el diario Reforma el 11 de marzo pasado documenta el incremento de la violencia en cinco estados que vivieron la alternancia: Nuevo León, en 2015; Chihuahua, Veracruz, Sinaloa y Tamaulipas, en 2016. En los cinco casos, en el primer mes del nuevo gobierno el número de homicidios se incrementó sensiblemente con respecto al mismo mes del último año de gobierno de su antecesor. En el caso de Nuevo León, que es el único donde el nuevo gobierno ya tiene más de un año (18 meses, para ser precisos), la tendencia no se ha revertido.

Ni el gobierno federal ni los gobiernos estatales logran controlar la violencia que azota al país. Hasta el primer trimestre de 2015 podían argumentar que la tasa de homicidios iba a la baja y que habían logrado la captura de los capos de la droga más buscados, pero a partir de abril de 2015 la tendencia se revirtió y la violencia se agudizó. Las mismas estadísticas oficiales muestran que los primeros dos meses de este año son los peores, y 2017 puede convertirse en el año más cruento de la historia.